Actualizada con mensajes semanales o mensuales y el objetivo del blog es aportar algo a todas aquellas personas que anden buscando crecimiento espiritual y emocional, encontrando el amor de Dios. Jesús dijo que Él podría satisfacer deseos en nosotros como nadie más puede satisfacerlos (Juan 4.13-14; 6.35).
lunes, 23 de julio de 2012
El poder de la lengua
La muerte y la vida están en poder de la lengua,y el que la ama comerá de sus frutos.PROVERBIOS 18:21
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia
del corazón habla la boca.LUCAS 6:45
Por esta razón, Dios nos advierte acerca del mal uso de la lengua, puesto que puede causar mucho daño tanto a las personas, como a la misma Obra del Señor.
Romanos 10:10 “Porque con el corazón se cree para justicia; más con la boca se hace confesión para salud.”
Por eso Dios prohíbe la murmuración, el chisme dentro de su pueblo (Filipenses 2:14)
¿Sabías tú que cada palabra que sale de tu boca tiene tal poder que con ella puedes traer bendición o maldición, puedes edificar o destruir? ¿Sabías también que cada una refleja claramente lo que hay dentro de tu corazón? ¿Cómo le hablas tú a tus hijos, a tu esposo(a), a tu madre y padre, a tus hermanos, a tus vecinos, a tus amigos, o a tus enemigos? ¿Te preocupas por hablar a cada uno con gracia y sabiduría para edificación de sus vidas, o te dejas llevar por la pasión, hiriendo y matando a todo el que se cruza en tu camino cuando las circunstancias te sacan de tiempo? No solo los que escuchan son afectados positiva o negativamente, también el que abre la boca recibe sus consecuencias. "Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado." (Mateo 12:37) Son descuidados en el hablar aquellos que no han conocido a Dios, pero sus hijos, debemos de ser siempre prudentes.
Pidámosle al Señor que purifique nuestros corazones de tal manera y a tal grado que vivamos para sanar, libertar, edificar y traer gozo y no tristeza, con cada una de nuestras palabras y a la misma vez ser nosotros mismos saciados de bien por el fruto de nuestras labios.
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