Además de esta sencilla tarjetita que puedes hacer en 15 minutos te acercamos una reflexión bíblica.
La historia hebrea revela que el padre debía ser diligente en instruir a sus hijos en los caminos y las palabras del Señor para su propio desarrollo espiritual y bienestar. El padre que era obediente a los mandamientos de las Escrituras hacía esto justamente. La importancia primaria de este pasaje es la responsabilidad de los padres en el hogar de que los niños puedan ser criados en la “disciplina y amonestación del Señor.” Esto nos lleva a un pasaje en el Libro de los Proverbios 22:6-11; pero primeramente al verso 6, en el cual leemos, “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo (conforme se haga mayor) no se apartará de él.” Instruir, se refiere a las primeras enseñanzas que un padre y madre deben dar a su hijo, esto es, su educación temprana. El instruir tiene como objetivo colocar ante el niño la forma de vida prevista para él. El iniciar la educación del niño de esta manera es de gran importancia, al igual que un árbol sigue la inclinación de sus primeros tres años.
Un pasaje del Nuevo Testamento que nos da una clara ilustración de la instrucción del Señor a un padre en relación con la crianza de sus hijos es Efesios 6:4. Este es un breve sumario de instrucción a los padres, representada aquí por el padre, expuesto de una manera negativa y positiva. “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” Aquí está lo que la Biblia dice acerca de la responsabilidad de los padres al criar a sus hijos. El aspecto negativo de este verso, indica que un padre no debe fomentar malos sentimientos en sus hijos por su severidad, injusticia, parcialidad o el irracional ejercicio de la autoridad. Eso sólo servirá para ocasionar que el niño alimente rencor en su corazón. El aspecto positivo es expresado en una dirección comprensiva; esto es, educarlos, animarlos, desarrollar su conducta en todos los aspectos de la vida mediante la instrucción y amonestación del Señor. Esto es la instrucción (ser un claro ejemplo del modelo de un padre) o educación de un hijo – el proceso completo de educación y disciplina. La palabra “amonestación” contiene la idea de “poner en la mente del niño”, que es el acto de recordarle al niño sus faltas (constructivamente) o sus deberes (responsabilidades de acuerdo a su edad y nivel de comprensión).
No debe permitirse a los niños crecer sin vigilancia o control. Ellos deben ser instruidos, disciplinados y amonestados, para que adquieran conocimiento sobre el auto-control y la obediencia. Todo este proceso de educación debe ser en un nivel espiritual y cristiano (en el verdadero sentido de la palabra). Es la “disciplina y amonestación del Señor” el vehículo mediante la cual se alcanza el fin de la educación. Cualquier otro substituto o guía de educación, bien puede resultar en un desastroso fracaso. El elemento moral y espiritual de nuestra naturaleza es tan esencial y tan universal, como el intelectual. Por lo tanto, la espiritualidad es tan necesaria para el desarrollo de la mente como el conocimiento. Nuevamente Proverbios 1:7 nos dice, “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová.”
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