ORAR POR LOS ENFERMOS
La fuente de la sanación es el amor. Cuando nos acercamos con compasión verdadera a un enfermo él siente esa corriente de amor del Señor en su ser.
Acerquémonos con confianza a Dios pidiendo por cada uno de nuestros hermanos enfermos.
Al orar por ellos, entreguémonos con humildad y confianza a la acción del Espíritu y dejemos que Él actúe en cada caso como quiera. Recordemos que:
El hermano enfermo no sólo tiene el derecho del cuidado físico en su enfermedad, además tiene el derecho del cuidado y atención espiritual. En efecto, un gran gesto de amor, una actitud de caridad, algo importante que podemos hacer por un ser querido, o un hermano enfermo, es ayudarle con nuestras oraciones y cuidados espirituales.
Del mismo modo, como cristianos debemos procurar en primer lugar cuidar nuestra salud y la de nuestro prójimo. Nosotros somos creación del Señor, por tanto patrimonio de Dios, entonces tenemos el deber de cuidarnos la salud física y la del alma, y si padecemos alguna dolencia, aprovechar la oportunidad de ofrecer los sufrimientos a Cristo.
bellisimo
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