“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:19)
Pablo era un hombre que había aprendido a vivir en la abundancia y en la escasez; pero algo sabía y había aprendido a través de su apostolado. Que no importara la situación que estuviera viviendo, Dios le supliría todo lo que le faltaba. Por tal razón, de alguna manera está testificándoles al escribir esas palabras.
Nota de Brendaliz Avilés
Oremos
Padre Amado, mi buen Dios, vengo delante de ti agradeciendo que tienes cuidado de mí. Tú conoces exactamente las cosas que necesito y estoy declarando en fe, que tu provisión me alcanzará a tiempo. Si tú supliste aceite a la viuda, diste pan a los hambrientos y sanaste a los enfermos, creo en tu Palabra y sé que habrás de obrar en mi vida. ¡Gracias por el milagro que estás haciendo! En el nombre de tu hijo Jesucristo, está hecho. Amén.
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