Jesús se dió cuenta cuando vino al mundo, que los hombres estamos EQUIVOCADOS, que andamos buscando la felicidad donde no está.
Es por ello que un día subió a la montaña y habló a todas las personas que le seguían sobre LAS BIENAVENTURANZAS, explicándoles que la felicidad no está en el tener, el dominar, el disfrutar... sino en algo muy diferente : EN AMAR Y SER AMADO
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