martes, 25 de octubre de 2011

Los cristianos y la fiesta de halloween

Las Escrituras no mencionan el Halloween, pero hallamos algunos principios que pueden guiarnos a tomar una decisión. En el Israel del Antiguo Testamento, la hechicería era un crimen que se castigaba con la muerte (Éxodo 22:18; Levítico 19:31; 20:6,27). Las enseñanzas del Nuevo Testamento acerca del ocultismo son bien claras. El relato de Simón, en Hechos 8:9-24, muestra que no se puede mezclar el ocultismo con el cristianismo. La historia de Elimas el mago, en Hechos 13:6-11, revela que la magia es muy contraria al cristianismo. Pablo llamó a Elimas un hijo del diablo, enemigo de toda justicia, y trastornador de los caminos rectos del Señor. En Hechos 16, en Filipos, una muchacha que tenía espíritu de adivinación perdió sus poderes demoniacos cuando Pablo echó fuera el espíritu maligno. Lo interesante en este relato es que Pablo ni siquiera aceptó la descripción de “siervos de Dios” porque venía de una persona endemoniada. En Hechos 19 vemos a los nuevos conversos que abruptamente rompen con sus prácticas de ocultismo y confiesan su pecado, dando cuenta de sus hechos, y traen sus libros de magia y los queman en la vista de todos (Hechos 19:19).
Considere en oración lo que Cristo quiere que usted haga. Que su deseo sea el de Santiago. "Someteos pues a Dios: resistid al diablo y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y El se acercará a vosotros." (Sant. 4.7-8). 
Como cristianos, tenemos bastantes razones para celebrar. Mientras el mundo a nuestro alrededor se enfoca en actividades que honran al miedo y a la muerte, nosotros podemos celebrar a Aquel que da la vida. 
Como con todas las cosas, debemos incorporar los principios de Romanos 14. No podemos dejar que nuestras propias convicciones acerca de esta fiesta causen división, ni podemos usar nuestra libertad como motivo de que otros tropiecen en la fe. Debemos hacer todo para el Señor.
Haga lo que estime conveniente como cristiano pero lo que sea que haga en el día de Halloween, planifíquelo de acuerdo a esta guía bíblica "Hacedlo todo para la Gloria de Dios" (1 Corintios 10.31)

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