Extraído el Libro Oíme bien Satanás de Calos Annacondia. Página 80 edición de bolsillo 2010
Hace algún tiempo atrás le llamé la atención severamente a uno de mis hijos por haberle dicho a su hermano una palabra que no correspondía, al oírlo me asusté. ¡Nunca permita que esas palabras se digan entre los miembros de su familia! Nuestra responsabilidad como cristianos es «bendecir», llevar bendición incluso a través de las palabras. Siempre cuando hablo con mis hijos les digo: «¿Qué tal «genio?» ¿Qué hiciste «campeón»?
Algunas madres no se dan cuenta de esta verdad y sus hijos, al crecer, viven las consecuencias de lo que sus madres les sentenciaron. He conocido a muchachos que han oído de boca de sus madres decir: «¡Por qué habrás nacido! ¡Para qué te habré traído al mundo!» Estos jóvenes han quedado marcados hasta que encontraron a Jesús y pudieron hallar sanidad a estas heridas.
Cuando decimos «bobo», «animal», expresamos nuestro enojo momentáneo. No nos damos cuenta de que luego pagamos las consecuencias en el mundo espiritual.
Extraído el Libro Oíme bien Satanás de Calos Annacondia. Página 80 edición de bolsillo 2010
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