jueves, 9 de mayo de 2013

El Ibirapitá de Juan Pablo II


El ibirapitá que plantó Juan Pablo II sigue creciendo en Melo
Pocos vecinos saben que ese árbol callejero tiene su origen en la visita del Papa en 1988 a Cerro Largo
MELO | HILTON C. MESTRE Diario El País.
Durante su visita a esta ciudad el 8 de mayo de 1988 el Papa Juan Pablo II plantó un árbol. El hecho no es muy recordado por los melenses y pocos son los que saben dónde está ubicado el hoy bien formado ibirapitá papal.

El hecho ocurrió cuando el extinto Obispo de Roma plantó un gajo en una maceta que le dio el entonces seminarista local y hoy sacerdote Walter Aguirre, actualmente en Bolivia, comentó a El País monseñor Roberto Cáceres, Obispo Emérito de Melo y Treinta y Tres.

Monseñor Cáceres -Obispo Emérito hoy con 91años fue uno de los propulsores de la visita papal.

Luego que el Papa volvió a Roma, el retoño de ibiripitá fue transplantado discretamente para el cruce del Br. Francisco Mata y la Avenida Saviniano Pérez, lugar por donde cruzara Juan Pablo II para llegar a la explanada de "La Concordia" para la solemne misa allí celebrada. El lugar es la entrada de ruta 8 desde Montevideo.

"Yo nunca lo dije porque temía que la gente comenzara a sacarle ramitas como recuerdo y que eso motivara la destrucción del árbol" confiesa Monseñor Cáceres. Pero el árbol ha crecido y va camino a ser un corpulento miembro de su especie (llegan a tener 20 metros de altura y 3 de diámetro).

La idea del entonces Obispo de la Diócesis de Melo y Treinta y Tres, hoy emérito, era que el Papa "tuviera algún acto, algún gesto, relacionado con nuestro héroe, el general José Gervasio Artigas y con nuestra patria. Ya que hay una total relación entre Artigas y la especie arbórea del ibirapitá. Entre muchas cosas, en su exilio, bajo su frondosa sombra enseñaba catecismo a los niños".

TESTIMONIOS. Pese al fervor que despertó en Melo la visita de Juan Pablo II y al peso mundial que adquiriera su papado, en Melo son pocos los registros urbanos que marcan los lugares donde estuvo el religioso polaco. Además del citado ibirapitá, que no tiene nada que indique su singular historia, la visita del Papa puede "revivirse" en varias partes de la ciudad. Una placa colocada al frente de la Catedral de Melo (donada por El País) y descubierta posteriormente por el entonces presidente Julio María Sanguinetti y Monseñor Roberto Cáceres, indica que Juan Pablo II estuvo en dicha Iglesia. También en el banco en que rezó la máxima autoridad católica hay una placa recordándolo. Otro testimonio es la gigantesca cruz erigida sobre el Cerro Largo, construida con dineros donados por Domingo y Lucía More, los padres del entonces Párroco de la Catedral melense, Padre Javier. La cruz, que fuera bendecida por Juan Pablo II desde el avión que lo trasladó a Melo, lucía a su pie en enormes letras hechas de cáscara de arroz la bienvenida al pontífice.

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