jueves, 24 de enero de 2013

Para quienes pasan dificultades


A ti que estás pasando por algo que no entiendes…

¡No es un castigo!

Esa situación que hoy te encuentras atravesando y que tratas a diario de enfrentar, no es una consecuencia de algo que hayas hecho mal. Esto solo te fortalecerá aún más, aunque ahora no lo entiendas. Eso que hoy parece que cortará tus alas para que no puedas volver a volar, te elevará aun más alto.

Te sobrepondrás a la tempestad. ¿Qué por qué te sucedió a ti? Porque eres muy fuerte y lo vas a poder enfrentar. Porque Dios se ha de glorificar en medio de tu debilidad. Porque cuando sientes o piensas que no podrás más, es cuando de tu interior brota una fe superior que te hace saber que Dios sigue estando en control de todo.

Nuevas puertas habrán de abrirse, un conocimiento más alto y pleno alcanzarás aunque ahora no parezcas comprender nada. Hoy en tu mente no existen las respuestas. Hoy tu corazón parece quebrarse, pero tú no te caerás ni desfallecerás… ¡Vas a salir adelante!

Sigue confiando en Dios, sigue aferrándote a esos sueños y a esas promesas que sabes él ha depositado y dado a tu vida. Que aunque hoy el mundo pareciera caerse a tu alrededor, Dios ha de darte la fuerza para que puedas atravesar tu desierto. Cruzarás ese Mar Rojo y conquistarás tu tierra prometida.

ORACIÓN PARA PEDIR FORTALEZA AL SEÑOR

Señor, ayúdame a ser un cristiano(a) tan consciente, que me dé cuenta de mis propias limitaciones; tan valiente, que no me hunda ante las inevitables dificultades de la vida; y tan humilde que llegue a descubrir que sin ti nunca sabré llevar mi cruz de cada día .

Haz, señor, que cuando me llegue el dolor o la prueba, no la mire nunca como un castigo que tú me envías, sino como una oportunidad que me brindas de poderte demostrar  que mi amor es serio y que soy consecuente con la fe que profeso.

Que el dolor, señor, me haga cada vez más maduro(a) como persona y como cristiano(a); que me haga más comprensivo (a) con los demás; que me haga más amable, más tierno, más humano(a) que cuando el dolor llegue a mi puerta, lejos de hacerme el mártir o de tomar actitudes de víctima propiciatoria,sepa repartir paz y alegría en medio de los que me rodean.

Amén.

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