domingo, 19 de junio de 2011

JESÚS, EL HIJO DE DIOS


Isaías 9:6
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.

S. Lucas 1:35
Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.

S. Mateo 17:5
Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió, y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.

I Juan 4:15
Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

Colosenses 2:9
Porque  en él habita  corporalmente  toda la plenitud de la Deidad.

lunes, 13 de junio de 2011

La divinidad de Jesucristo


S. Mateo 1:22,23
Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.

I Timoteo 3:16
E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.

S. Juan 14:9,10a
Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí?

S. Juan 1:1 y 14
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. ... Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

martes, 7 de junio de 2011

El amor de Dios


S. Juan 3:16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Romanos 5:8
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

S. Juan 13:1
Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Je¬sús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.

Apocalipsis 1:5
Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogé¬nito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre.

Jeremías 31:3
Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiem¬po, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia