“Hermanos,No murmuréis los unos de los otros.
El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley;pero si te juzgas a la ley,no eres hacedor de la ley,sino juez.
Uno solo es el dador de la ley Que puede salvar y perder,
Pero tu,¿Quién eres para que juzgues a otro?”

Como cristianos sabemos el poder que tienen las palabras, que son semillas que plantamos.
Y tenemos que evitar caer en la murmuración, ya que es pecado.
Y además pronunciamos palabras que no edifican.
Cuando alguien venga a querer hablarnos de tal o cual persona.
Preguntémosle.
¿Vas a edificar a esa persona con tu comentario?
¡No!
Entonces mejor que oremos por ella.
Y hablemos de otra cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario